2000 SEMANAS DE VIDA

Esto es lo que me queda aproximadamente en mi existencia. Cuarenta años si todo sucede según lo previsto: esto es, que me vaya desgastando poco a poco y no me surja un imprevisto que me la acorte de forma drástica. Pero es que la vida está repleta de ellos así que, mi esperanza de vida es precisamente eso, una esperanza. ¿Qué va a suceder esta tarde, la semana que viene, dentro de cinco años? En gran parte dependerá de lo que yo haga, la mayor parte de hecho. Y luego está el factor sorpresa.

Cada vez soy más anti los-que-te-dicen-que-tienes-toda-la-vida-por-delante-para-vivir-todo-aquello-que-deseas. Mentira. Es una ilusión. Porque nadie tiene el poder de saber en qué momento exacto te vas a morir, ni de qué manera. Aquí estamos para aprender y para escoger, y cada una de nuestras elecciones nos guiará por un camino.

Me viene a la memoria el juego de la vida que tenía mi sobrina, y cómo se enfadaba si yo decidía no tener hijos en el juego y en la realidad, porque a ella la dejaba sin primos. Y ella quería primos y bodas. No era capaz de hacerle entender a una niña pequeña, llena de sueños, que eran mis elecciones porque se trataba de mi vida, y que he ido sosteniendo las riendas cada vez con más fuerza y decisión, paso a paso, a pesar de lo que me cuesta.

La vida es dura, es terrible, es dolorosa, es solitaria. Y yo respondo: la vida es bella incluso con todo el dolor. Lo duro, lo que realmente nos pesa sobre los hombros como una losa, es responsabilizarnos plenamente de ella. Tomar decisiones a sabiendas de que lo que hagamos tendrá consecuencias, pero se tratará de unas consecuencias asimiladas y decididas con plena consciencia.

Somos los máximos responsables de nuestras vidas. De forma invariable existirán elementos que no podremos controlar, pero siempre, siempre, siempre, podremos determinar cómo queremos enfrentarnos a ellos, qué hemos decidido aprender y cómo vamos a actuar después.

Dejemos de ver la vida en blanco y negro, echándole la culpa a los hados, a la maldad informe, a la locura del mundo, enfocándonos en un pasado que no puede volver, o mirando hacia un futuro lejano demasiado incierto. Seamos valientes para decidir nuestro presente con nuestras herramientas y desde nuestro libre albedrío. Seamos valientes para ser libres, para vivir.

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